La Barriada Juan XXIII vive su rosario penitencial en el templo ante la amenaza de lluvia

El mal tiempo obligó a confinar la procesión dentro de la parroquia de Nuestra Señora de Fátima

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Foto: Fernando Miguel
Verónica Fernández Ramos
Verónica Fernández Ramos
Lectura estimada: 1 min.

a lluvia volvió a modificar los planes de la Semana Santa burgalesa este Sábado de Pasión. La Cofradía de Nuestra Señora de la Misericordia y de la Esperanza tuvo que suspender su tradicional procesión penitencial por las calles de la barriada Juan XXIII debido a las previsiones meteorológicas, que anunciaban precipitaciones coincidiendo con el horario del desfile.

El cortejo debía partir desde la parroquia de Nuestra Señora de Fátima y recorrer las calles del barrio, pero el empeoramiento del tiempo obligó a trasladar la celebración al interior del templo.

A pesar del cambio de escenario, la emoción no decayó. En el interior de la iglesia se vivió uno de los momentos más simbólicos del Sábado de Pasión: el encuentro entre la Virgen y el Cristo crucificado, que tuvo lugar sobre los pasos portados a hombros por los costaleros con el rostro cubierto. El acto litúrgico congregó a una numerosa representación de fieles del barrio, que no quisieron perderse esta cita tan arraigada, aunque se desarrollara de forma distinta a la habitual. Los faroles de la Cofradía de las Siete Palabras, presentes en esta ocasión, acompañaron el cortejo dentro del templo, sumando solemnidad al momento.

La parroquia de Fátima se convirtió en el escenario improvisado pero igualmente sagrado de una procesión cargada de simbolismo, recogimiento y participación, que supo adaptarse sin perder la esencia de la tradición.

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