La nueva Corte de Honor que representará a la ciudad ha sido elegida entre 72 candidatas en una Gala que se ha celebrado en el Teatro Principal.
La Virgen de la Soledad no sale a las calles por la lluvia, pero la emoción llena Santa Águeda
La Cofradía decide no salir por el mal tiempo y convierte el templo de Santa Águeda en un espacio de fe y emoción compartida.
El Sábado Santo dejó un sabor agridulce para la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y de Santiago. Las esperanzas de procesionar por el centro histórico de Burgos se desvanecieron a medida que avanzaba la tarde y la lluvia se hacía más persistente. Finalmente, la imagen de la Virgen de la Soledad permaneció en el interior de la iglesia de Santa Águeda, donde se celebró un acto cargado de recogimiento y sentimiento.
Durante toda la jornada, cofrades y devotos estuvieron pendientes del cielo, esperando una mejora que nunca llegó. A pesar de la decepción, la prioridad fue siempre proteger la valiosa talla, una obra de 1901 firmada por Idelfonso Serra, reconocida por su delicada expresión de dolor y su mirada elevada.
El acto, aunque reducido en dimensiones, mantuvo intacta la profundidad espiritual que caracteriza a esta cita. La iglesia se llenó de fieles que, aunque privados del habitual recorrido por las calles burgalesas, vivieron un momento de intensa conexión con su Virgen. Las Hermanas Salesas, como es tradición, dedicaron sus cantos a la Soledad, reforzando la atmósfera de solemnidad.
Este año tampoco se celebró el tradicional indulto en el Arco de Santa María, una costumbre con siglos de historia que no ha podido recuperarse en los últimos nueve años. En esta ocasión, ni siquiera se presentó la solicitud formal, al no haber ningún recluso en el centro penitenciario de Burgos que cumpliera con los requisitos establecidos.
La Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y de Santiago, refundada en 1944, mantiene viva su devoción con esfuerzo y perseverancia. Cuando el tiempo lo permite, la Virgen recorre las calles más céntricas de la ciudad —incluyendo Barrantes, Aparicio Ruiz, el paseo de la Audiencia o Nuño Rasura— sobre las andas más antiguas que aún procesionan en la Semana Santa de Burgos.
Aunque este año la procesión no cruzó los adoquines del casco histórico, sí lo hizo en el corazón de los fieles, que una vez más demostraron que la devoción a la Soledad no entiende de lluvia ni de contratiempos.
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La Cofradía decide no salir por el mal tiempo y convierte el templo de Santa Águeda en un espacio de fe y emoción compartida.
La lluvia impide la salida de la procesión, pero no apaga la fuerza simbólica del fuego y la luz como signo de esperanza en el Sábado Santo.