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La nueva campaña de excavaciones arqueológicas en el Monasterio de San Pedro de Arlanza (Burgos), que impulsa el Ministerio de Cultura, se centrará en la muralla descubierta el pasado verano y en localizar un posible claustro románico, anterior al que se puede contemplar en la actualidad.
El proyecto, que acomete el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), investiga los orígenes del cenobio ubicado en el municipio de Hortigüela, de la mano de un equipo multidisciplinar de especialistas, que han empezado esta semana la nueva campaña de excavaciones, ha informado el Ministerio en nota de prensa.
Tras el hallazgo, durante la anterior campaña, de los cimientos y restos de la muralla que rodeaba el conjunto monástico por el norte, esta nueva fase se centrará en excavar y descubrir todo el trazado de esta cerca perimetral que daba acceso a la iglesia, probablemente en el momento en que el templo adquirió funciones parroquiales.
Cultura ha recordado que está documentado que, al menos hasta el siglo XVI, el monasterio estuvo rodeado por una muralla con cinco torres: la de fray Pelayo en la zona occidental, la de Doña Sancha en el extremo suroeste, la del Tesoro en el norte y las del Capítulo y del Conde en la fachada este.
Las sucesivas reformas y el abandono del edificio borraron parcialmente su trazado, así que los trabajos arqueológicos buscarán hallar indicios de estas construcciones, lo mismo que aclarar uno de los interrogantes que acompañan al monasterio: la posible existencia de un claustro anterior al actual.
De acuerdo con los restos arquitectónicos recuperados en intervenciones realizadas en los años 80 y por las referencias documentales antiguas, el templo pudo contar desde el siglo XI con un claustro románico de una sola planta, ubicado en el mismo lugar que el Claustro Mayor herreriano actual, cuyas trazas y características se desconocen.
Durante la campaña de este verano, que se extenderá hasta agosto, está previsto excavar los niveles inferiores sobre los que pudo erigirse el claustro y proceder a la lectura de paramentos y a la toma de muestras para posteriores analíticas de caracterización de materiales y de dataciones absolutas.
Los trabajos de este verano se enmarcan en el proyecto arqueológico global que el IPCE acomete en el monasterio desde 2021, y que ha permitido intervenir en la antigua hospedería y sacar a la luz los cimientos y restos de la muralla medieval.
Con la investigación se está obteniendo información inédita para conocer mejor el origen y evolución de este enclave, que en marzo de 1894 sufrió un violento incendio que redujo a cenizas el fondo documental del archivo monástico y que borró gran parte de su historia y su memoria.
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Había despegado del aeropuerto de Burgos a las 7:40 horas