Soporífero final de temporada del Burgos en El Plantío

El conjunto blanquinegro no pasa del empate sin goles ante el Amorebieta en su despedida de la afición esta campaña. 

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Soporífero final de temporada del Burgos en El Plantío
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Tras un año en el que faltó poco para descender a los infiernos, la llegada de una nueva directiva y una plantilla, a priori, de garantías, generaban ilusión al principio de una temporada que podía ser un punto de inflexión de cara a pensar en ascender de manera más inmediata. Nueve meses después, los mismos aficionados que se permitían el lujo de soñar despedían a su equipo entre pitos tras un encuentro sin sustancia, insulso y soporífero que representó a la perfección como ha sido la campaña. 

 

Sin jugarse prácticamente nada, tan solo seguir creyendo en un milagro que pudiera llegar en forma de noveno puesto que permitiera jugar Copa del Rey, Burgos y Amorebieta firmaron unas tablas sin goles que parecían firmadas antes incluso de empezar. La baja intensidad y la escasez de ocasiones, unidas a un Plantío donde los fondos estaban vacíos y sin cubiertas, hicieron del último partido en casa un mero trámite que todos podríamos habernos ahorrado. 

 

Solo David Martín, que corrió kilómetros y kilómetros peleandose con todo tipo de contrarios, se salvó en una tarde aburrida y sosa. El Burgos llevaba el peso del partido, controlaba el balón, pero sin ocasiones. Ni Adri ni Carlos lograron tener ni siquiera una ocasión para tratar de desequilibrar el encuentro y lo más destacado del primer tiempo fue una internada del propio Martín que a punto estuvo de terminar en gol en propia puerta de Aguirrezabala. 

 

La segunda parte fue más de lo mismo. Los visitantes firmaban el empate y los locales tampoco estaban muy por la labor de meter una marcha más. No obstante, el partido tuvo alguna ocasión más que en el primer periodo. Julio Rico, en el 55, disparó desde fuera del área pero Jon Tena estuvo atento para despejar lejos y evitar cualquier tipo de rechace. 

 

De nuevo una jugada individual por la banda de David Martín pudo convertirse en el primero de la tarde, pero nuevamente la defensa estuvo rápida para despejar a córner. Tampoco Carlos Álvarez pudo rematar un centro llovido desde la izquierda que se perdió por la línea de fondo sin rematador. El Amorebieta la tuvo en las botas Mujica, que se plantó solo ante Sáizar, pero el guardameta blanquinegro estuvo rápido para evitar el peligro. 

 

Los últimos minutos fueron, literalmente, de la basura y ambos conjuntos se fumaron juntos la pipa de la paz con la esperanza de encontrarse la próxima temporada. Lo mismo que espera ya una afición hastiada de promesas que nunca se cumplen y quiere descansar de fútbol para dar la bienvenida a una temporada con nuevo estadio y, quién sabe, si nuevas ilusiones. 

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