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Alcaraz frente a Sinner, otra vez: Reyes del presente, leyendas del futuro
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Wimbledon se prepara para vivir una final que ya huele a historia. Carlos Alcaraz y Jannik Sinner, las dos grandes figuras del presente inmediato del tenis mundial, se enfrentarán este domingo por el título más tradicional del calendario. Uno llega como defensor del trofeo y cazador de récords. El otro, como número uno del mundo y con una espina clavada: el dominio reciente de su rival en los cara a cara. Lo que está en juego no es solo un Grand Slam, sino el control simbólico de una generación que quiere sentarse en la mesa de los grandes.
Pensar en Alcaraz vs. Sinner es revivir lo ocurrido hace apenas cinco semanas en Roland Garros, cuando el español salvó tres bolas de partido en el cuarto set para, hora y media después, coronarse campeón en la Philippe Chatrier. Pero ni Sinner ni Alcaraz se anclan en París. Ambos entienden que Londres es otro escenario, otra superficie, otro partido.
La realidad, sin embargo, es tozuda. Desde 2024, Sinner ha ganado 98 de 102 partidos… contra todos menos uno. Contra Carlos Alcaraz, ha jugado cinco veces en ese lapso y ha perdido las cinco: semifinales de Indian Wells, final de Pekín, final de Roma, final de Roland Garros y, nuevamente, la cumbre parisina hace un mes. El español ha convertido cada duelo en un dolor de cabeza para el transalpino, que busca este domingo revertir la tendencia y romper una pared que empieza a parecer psicológica.
Alcaraz aterrizó en Londres hace 29 días, poco después de levantar su primer Roland Garros. En ese lapso vertiginoso, ha pasado por Ibiza, la graduación de su hermano en Murcia, y ha regresado para entrenar, competir y ganar. Once partidos, once victorias, un título en Queen’s, y una progresión ascendente que lo ha llevado a esta final en el mejor estado físico y mental de su carrera. Ha dominado en la hierba como si hubiese crecido sobre ella, algo que pocos españoles pueden decir. Solo Feliciano López y Rafael Nadal tienen tantos títulos como él en esta superficie.
Sinner, en cambio, ha tenido un camino más complejo. A punto estuvo de quedarse fuera en octavos, cuando Grigor Dimitrov le iba ganando hasta que se lesionó. Después, molestias en el codo le obligaron a jugar entre algodones frente a Ben Shelton y Novak Djokovic. Aun así, aquí está, en su primera final en el All England Club, decidido a demostrar que el número uno no es casualidad.
Djokovic, testigo y oráculo
Novak Djokovic, que podría estar asistiendo a sus últimos pasos en los Grand Slams, observa con la autoridad de quien ha reinado en esta cancha. Y señala a Alcaraz como leve favorito. "Carlos tiene la confianza de haber ganado dos veces aquí. Pero será parejo, como en París". La comparación con otras rivalidades no tarda en aflorar: Alcaraz domina a Sinner como Djokovic lo hizo con Nadal en 2011 o como Nadal con Federer entre 2008 y 2009.
Pero hay algo diferente en esta rivalidad. No hay tensión fuera de la pista, sino admiración mutua.
Si Alcaraz gana, se convertirá en el segundo jugador en la era Open —tras Bjorn Borg— en conseguir el doblete Roland Garros–Wimbledon en años consecutivos. También será el quinto en la historia reciente en ganar tres Wimbledon seguidos, uniéndose a Borg, Sampras, Federer y Djokovic. Además, alcanzaría los seis Grand Slams con apenas 22 años, igualando a mitos como Becker y Edberg.
Sinner, por su parte, se uniría a la élite si conquista su segundo ‘major’ del año. Con apenas 23 años, ya ha alcanzado las cuatro finales de Grand Slam, algo que solo unas pocas leyendas han logrado a su edad. El único obstáculo —gigantesco— es el mismo de siempre: Carlos Alcaraz.
Una final con sabor a época
Wimbledon, que suele mirar con nostalgia al pasado, este domingo será el escenario de un futuro que se está escribiendo en tiempo real. No es exagerado decir que esta rivalidad tiene el potencial de marcar una era. Ni Roger y Rafa fueron tan grandes tan pronto. Ni Djokovic tuvo un rival tan igualado desde tan joven.
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