El autor recala en cuatro ciudades del Castilla y León para presentar el que ya se ha convertido en uno de los libros de no-ficción más vendidos en España
Julio Ceballos, autor de 'El calibrador de estrellas': "No es un libro sobre China, es un desfibrilador para Occidente"
El autor recala en cuatro ciudades del Castilla y León para presentar el que ya se ha convertido en uno de los libros de no-ficción más vendidos en España
"Europa necesita recalibrar su brújula estratégica para no perderse en el nuevo orden mundial", asegura Julio Ceballos, experto en internacionalización, estrategia de mercado y negociación, y autor de 'El calibrador de estrellas', uno de los libros de no-ficción más vendidos de España desde su publicación hace poco más de un mes y que presentará la próxima semana en cuatro ciudades de Castilla y León (Salamanca, Palencia, Burgos y Valladolid). "No es un libro sobre China", explica, "sino un desfibrilador para Occidente", "un manual de supervivencia estratégica para el siglo XXI". En un mundo tan cambiante, con una guerra arancelaria que traerá consecuencias, hay que tejer alianzas, "China puede, si somos inteligentes, representar no sólo un legítimo competidor sino, además, un poderoso socio. China no es un enemigo natural de Europa ni de España". ¿Y qué pasa con Estados Unidos? "Trump juega al póker con faroles y amenazas a corto plazo; China juega al ajedrez, a 50, 70, 100... años vista", explica Ceballos.
¿Qué es un calibrador de estrellas?
'El calibrador de estrellas' es un instrumento para orientar en la oscuridad, recalibrar el rumbo y encontrar el mejor camino en un mundo cambiante. El título de mi libro se inspira en ese viejo arte de la navegación: igual que los antiguos chinos calibraban las estrellas para saber dónde estaban y hacia dónde dirigirse, Europa necesita recalibrar su brújula estratégica para no perderse en el nuevo orden global. No se trata de copiar a China, sino de inspirarnos en su éxito para mejorar nuestro propio modelo democrático, volviéndolo más competitivo, ágil y eficaz.
El 'calibrador de estrellas' es, además, el nombre del poema más complejo que ha elaborado nunca un ser humano. Lo escribió -no es casualidad- una mujer china en el siglo VI y es un enigma que contiene tantos versos como formas hay de resolver un problema.
¿Qué encontrará el lector en 'El calibrador de estrellas'?
Encontrará un manual de supervivencia estratégica para el siglo XXI: 18 plug-ins —prácticas concretas y compatibles con nuestras libertades— para fortalecer el sistema occidental sin renunciar a nuestros valores. No habla del pasado, habla del futuro. No es un libro sobre China, es un desfibrilador para Occidente. Un llamamiento urgente para dejar de improvisar, premiar el mérito, planificar a largo plazo y volver a apostar por la educación, la tecnología, la competitividad y la excelencia.
¿Sigue siendo China un gran desconocido? ¿La infravaloramos?
Absolutamente. Seguimos mirando a China con lentes de Guerra Fría, pensando que es un accidente o un milagro. Algo pasajero, una moda o una anomalía histórica. China no es un milagro: es planificación, visión, obsesión por el talento y la tecnología con un control estratégico de su destino. Subestimarla es uno de los errores más graves de Occidente
¿Puede EEUU perder la guerra arancelaria contra China?
EEUU ya la está perdiendo. Trump juega al póker con faroles y amenazas a corto plazo; China juega al ajedrez, a 50, 70, 100... años vista. Mientras Washington improvisa, Pekín responde con serenidad y aplomo, diversifica sus mercados y fortalece su consumo interno. La interdependencia global frena a EEUU más de lo que frena a China. La guerra arancelaría no va a resolver los problemas que padece EEUU y acelerará su declive.
Portada del libro 'El calibrador de estrellas'.
¿Podemos considerar a China un aliado para España?
Un aliado es mucho más que un socio. En ese sentido, China puede, si somos inteligentes, representar no sólo un legítimo competidor sino, además, un poderoso socio. China no es un enemigo natural de Europa ni de España. Puede ser un socio estratégico si entendemos sus códigos, si dejamos de actuar como satélites de Washington y reforzamos nuestra autonomía estratégica. Necesitamos una política de colaboración pragmática y selectiva, no de dependencia ingenua ni de confrontación ciega. Aprender no implica copiar ni idealizar. Si logramos manejar nuestra relación con China con inteligencia, autonomía y sin ingenuidad, lograremos diversificar el riesgo de quedar atrapar en el 'sándwich' en el que ahora estamos entre ambas superpotencias rivales.
¿Cuál es la clave del éxito de China?
Tres pilares: planificación a largo plazo, apuesta decidida por la educación y la tecnología y control estratégico de las industrias clave. Mientras nosotros premiamos la improvisación, el cortoplacismo, la mediocridad y la burocracia, China apuesta por el talento, la innovación incremental y la reindustrialización masiva. China no teme la competencia global y ha entendido que sin talento no hay futuro, sin tecnología no hay liderazgo y sin industria no hay soberanía.
¿Qué ha hecho China diferente de otras potencias?
China ha tratado su economía como un gran proyecto nacional de supervivencia. No se pregunta si una medida es comunista o capitalista, sino si funciona. Si resulta útil para alcanzar la meta que se han marcado alcanzar en el año 2049 (en que la República Popular celebrará su primer centenario): convertirse en la nación más poderosa, segura y próspera del planeta. Ha cultivado su soberanía tecnológica, reindustrializado su país, creado cadenas de valor internas y apostado por la inteligencia artificial, el 5G y las energías verdes.
"China tiene un plan, liderar el mundo", ha dicho en alguna ocasión. ¿Hablaremos chino en el siglo XXI?
En términos económicos y tecnológicos, ya estamos empezando a hablar "chino". El liderazgo mundial no será de quien más hable, sino de quien más innove. China está capturando posiciones clave en la inteligencia artificial, las energías limpias y la industria 4.0. El idioma de los algoritmos, de las infraestructuras y de las cadenas de valor globales cada vez lleva más acento asiático. Su lenguaje – el chino mandarín -, en cambio, no se globalizará. Ellos son los primeros que quieren que siga sirviendo como "gran muralla invisible" que les proteja.
Para una empresa española, ¿es fácil o difícil implantarse en China?
Es difícil, pero no imposible. No basta con llegar: hay que comprender el ecosistema, adaptarse a su cultura de negocio basada en la confianza a largo plazo, ser paciente, invertir en relaciones personales (guanxi) y tener una propuesta de valor clara. China no regala nada, pero concede oportunidades a quien se muestra comprometido con el país, su mercado, sus consumidores y su cultura. China no premia la improvisación ni el cortoplacismo: exige visión estratégica y capacidad de ejecución. En definitiva: El futuro ya no se va a construir en las capitales que dominaban el mundo en el siglo XX. Se va a escribir en clave multipolar, y quien quiera tener voz en ese mundo, necesita aprender a calibrar, de nuevo, sus expectativas, sus herramientas y sus estrategias.
Sobre el autor
Ha escrito ensayos y poemarios que le han valido premios nacionales e internacionales y es columnista de opinión. Asimismo, ofrece conferencias sobre la actualidad geopolítica de China e imparte cursos y talleres sobre cómo hacer negocios en Asia.
Presentación de 'El calibrador de estrellas'
El autor presenta su libro en Castilla y León: el día 5 en Palencia (Casino de Palencia, a las 19 horas); el día 6 en Burgos (20 horas, Sala Polisón del Teatro Principal); el día 7 en Valladolid (19 horas, Cámara de Comercio); y el día 8 en Salamanca (19 horas, Cámara de comercio).
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