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San Antón se asoma a Burgos con el calor de los titos
La Cofradía de San Antón reparte unas 22.000 raciones en el tradicional día de su patrón. Miles de personas han desfilado a lo largo del mediodía por el Pueblo Antiguo de Gamonal.
Poco se recuerdan los días en los que el frío da una tregua en el Día de San Antón. Sin embargo, en este 2018 los termómetros han subido ligeramente y el sol ha calentado una mañana que, ya de por sí, suele ser extremadamente fresca. Para terminar ese pequeño ascenso de las temperaturas, la Cofradía de San Antón ha ofrecido, como cada 17 de enero, sus tradicionales titos en el Pueblo Antiguo de Gamonal.
Los 36 cofrades que han colaborado en la elaboración de este manjar, que en esta ocasión llega procedente de Villasidro, se han levantado a las 5 de la mañana para comenzar la elaboración. Tres horas más tarde, han prendido fuego a los más de 4.500 kilos de leña. Los ingredientes, aparte de esos 2.000 kilos de titos, los de siempre: 150 kilos de ajo, otros 150 de cebolla, 30 kilos de pimentón, 4 kilos de laurel, 2.000 pimientos, 50 kilos de sal y 220 litros de acente de oliva.
Todo ello cocinado desde primera hora en un total de 17 ollas de entre 650 y 800 litros de capacidad, para repartir alrededor de 22.000 raciones que acompañarán con otros 3.000 panecillos. Según ha explicado José Luis Martínez, cocinero de la cofradía, "cada vez ayuda más gente, sobre todo los jóebes".
Antes de ser repartidos, el Abad de la Cofradía ha bendecido a los dos cerdos, así como a los animales que se han acercado a la Real y Antigua de Gamonal para recibir agua bendita, y, por supuesto, a los propios titos antes de ser 'catados' por las autoridades de la ciudad. Acto seguido, los miles de burgaleses que aguardaban colas que daban la vuelta al Pueblo Antiguo, comenzaban a desfilar con sus cazuelas para recoger este delicioso plato.
Unos no esperan a nadie y se abastecen de titos para comer y cenar -e incluso para varios días-, como es el caso de Carmen, una mujer que acude cada año y tiene San Antón marcado en rojo en el calendario. "Para qué esperar, se quedan fríos y no saben igual", comenta entre risas al tiempo que asegura que "ya están mi marido y mis hijos que llegue yo con la olla". Otros, sin embargo, lo guardan para disfrutarlos en San Pedro, algo que también tienen como tradición.
Sea en invierno o sea en verano, los titos caldean los fríos días burgaleses, algo que también harán en pocos días Las Candelas, que tratarán de mantener la llama festiva del barrio de Gamonal. En dicha fiesta, el Centro de Enfermedades Raras y Sus Familias (Creer), recogerá el Tito de Oro que se le ha concedido este año.
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