Lo que parecía una simple anécdota de concierto se convirtió en un escándalo corporativo con millones de testigos en redes sociales. La compañía tecnológica Astronomer, hasta ahora desconocida para el gran público, anunció la suspensión temporal de su CEO, Andy Byron, después de que un video en el que se le ve abrazando a una mujer que no es su esposa se hiciera viral durante un concierto de Coldplay en Boston.

Todo comenzó cuando las cámaras del estadio enfocaron a una pareja abrazada con aire cómplice durante una balada de Chris Martin. Hasta ahí, una imagen más entre las miles que deja una noche de música en vivo. Pero el detalle que desató la tormenta fue la reacción nerviosa de ambos al saberse grabados: se esconden, ella se tapa la cara, y él parece intentar desaparecer detrás de ella. El comentario del cantante no ayudó: "Uy, mira a esos dos: o están teniendo una aventura o son muy tímidos".

Lo que siguió fue una avalancha: identificaciones fallidas, rumores desbocados, y un nombre que saltó de LinkedIn al trending topic. Usuarios identificaron al hombre como Andy Byron, CEO de Astronomer, y comenzaron a circular teorías sobre la identidad de la mujer, con acusaciones falsas que incluso involucraron a la vicepresidenta de Recursos Humanos de la empresa, Alyssa Stoddard, quien ni siquiera estaba en el concierto.

La propia empresa salió al paso del caos viral, desmintiendo versiones y anunciando que había iniciado una investigación formal. También puntualizó que Byron no había emitido ninguna disculpa pública, como se difundió en un comunicado apócrifo.

"Nos guiamos por unos valores claros, y de nuestros directivos se espera que cumplan altos estándares de conducta y responsabilidad", escribió Astronomer en su cuenta de X, al anunciar que Pete DeJoy, cofundador y director de producto, asume por ahora el liderazgo de la compañía.

Lo que queda claro es que un instante captado por las cámaras, una reacción poco disimulada y un concierto de Coldplay pueden provocar más que mariposas en el estómago: pueden poner en jaque la reputación de una empresa entera. Porque en la era de lo viral, lo que pasa en el estadio, ya no se queda en el estadio.