El nuevo consumo de televisión cambia y deja atrás las que en su momento fueron tecnologías revolucionarias, como el satélite o el TDT, hasta romper las barreras del tiempo, el lugar y el dispositivo.

Cada vez se consume más bajo demanda y los espectadores dedican menos tiempo a los contenidos, así lo explica a EFE la investigadora en nuevas audiencias del área de Comunicación de la Universidad de La Coruña, Ana González Neira, tras analizar el informe de la consultora Barlovento que incluye datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

Los datos de finales de 2024 muestran que los distintos servicios de televisión por internet ya suman 9,4 millones de abonados, mientras que la televisión por cable se queda en 830.000 personas y el satélite ha bajado hasta las 160.000.

"Hay una tendencia hacia el 'streaming' que es evidente. Y eso se extiende tanto a ver en diferido un capítulo gratuito de cualquier canal de televisión como a estar suscrito a uno de los operadores de pago. El consumo en internet está triunfando, tanto para las televisiones tradicionales como para los nuevos operadores de televisión bajo demanda", resume González Neira.

Cita el caso de las televisiones autonómicas, que ya lanzan sus propios sistemas de televisión bajo demanda, y lo vincula con las generaciones que tienen ahora mismo cuarenta años o menos, que "están familiarizadas con un tipo de consumo a la carta".

"El consumo de televisión sigue existiendo, pero de otra manera. Se rompen las barreras del tiempo, del lugar y del dispositivo. Por ejemplo, hay quien deja de ver el telediario en su pantalla tradicional para verlo en el autobús a través de la página web y en diferido", continúa.

De hecho, no es que los espectadores aprecien más el contenido de pago, pues el estudio muestra que, en este consumo a través de internet y en diferido, un 60% de lo demandado son contenidos gratuitos.

Entre las plataformas de pago, las que tienen más impacto son Netflix, con 22,4 millones de personas de público potencial -con el cálculo de 2,33 personas de media por hogar abonado-; Amazon Prime Vídeo, con 17,8 millones; Disney+, con 9,7 millones; y Max, con 8,7 millones.

En los propios televisores también se producen cambios, pues cada vez se les da más uso a estos electrodomésticos para ver contenidos bajo demanda, tanto de televisión como de plataformas gratuitas y de pago como YouTube o Netflix.

Son 27,4 millones de personas quienes ven la televisión de forma tradicional, un descenso de 0,8 millones en un año, con 171 minutos de media cada día, un 10% menos; en cambio, son 13 millones de personas las que ven la televisión con contenidos bajo demanda, un crecimiento de 1,2 millones, con 50 minutos de media, un 14% más.

La reinvención de las empresas de telecomunicaciones

Las compañías ligadas al sector de las telecomunicaciones padecen las consecuencias de estos cambios de hábito, como es el caso Televés, la multinacional gallega de diseño, fabricación y comercialización de equipos de telecomunicaciones con más de 900 empleados y 75 patentes, que comercializa sus productos en más de 100 países. Esta empresa acaba de presentar un despido colectivo que afecta al 10 % de la plantilla de sus centros de trabajo de Santiago y Oroso (A Coruña), que justifica con una caída de su mercado de un 44,5% desde 2022.

Y es que gran parte de su actividad está ligada a las antenas, pero Televés explica que tiene exceso de existencias y falta de pedidos.

Su facturación bajó en 2,5 millones de euros en 2024, hasta los 89,4 millones, y ahora anuncia un plan estratégico para reinventarse y apostar por la microelectrónica y las tecnologías para comunicaciones de banda ancha y antenas de nueva generación, que mejoran la eficiencia y el rendimiento.