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El artista que pintó la tumba de Franco se encierra en un escaparate vestido de preso de Guantánamo
Lo que busca es que el Tribunal Supremo lo absuelva cuanto antes, pues lleva más de un año y medio de espera por la sentencia
El escultor que pintó sobre la lápida del dictador Francisco Franco en el Valle de los Caídos, Enrique Tenreiro, ha iniciado este miércoles un encierro en un escaparate vestido como un preso de Guantánamo, un acto que ha asegurado "no es un desafío al Supremo", del que desde hace año y medio espera una sentencia.
Tenreiro pintó en octubre de 2018 la tumba del dictador Francisco Franco en el Valle de los Caídos en color rojo, con una paloma y la frase 'Por la libertad', tras lo que tuvo dos procesos judiciales en la Audiencia Provincial de Madrid y después en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad, ambos absolutorios de delitos contra la libertad de conciencia o contra los sentimientos religiosos.
Desde la mañana de este miércoles está encerrado en un escaparate de un metro de ancho y tres de largo con arroz para comer, café para beber, un camastro y una pequeña tienda de campaña con un retrete para hacer sus necesidades, todo retransmitido en directo por internet.
Explica a EFE que en su día hizo la pintada "por la libertad y reconciliación de los españoles": "Lo que hice fue bastante más valiente que esto. Pintar la tumba de un dictador era necesario".
"No puedo estar años y años esperando a que el Supremo decida dar por buena la absolución o guardarse ahí en la manga y condenarme. No es un desafío, pero yo no tengo miedo a nada en esta vida", ha subrayado.
De hecho, prefiere que la sentencia sea pronto, incluso aunque sea condenatoria, por si puede acceder a una sentencia. "Hoy en día puede venir un Gobierno más duro, prefiero que me condenen ahora. Todavía pienso que si me condenan, me podrían indultar", ha añadido.
Ha comparado su acción a lo que ocurre con la sanidad o con la educación, en las que si hay demoras, también hay protestas ciudadanas.
Ha empezado a las 10:55 horas en el escaparate de la galería Artbys -en la coruñesa calle San Andrés-, que fue a la hora que hizo la pintada, un momento también clave, pues la misa aquel día empezaba a las 11 horas y lo intentaron acusar de haber interrumpido un acto religioso, pero luego se demostró que no fue así.
La Fiscalía inicialmente pedía un año de cárcel y una indemnización a Patrimonio Nacional -ahora apoya la absolución-, mientras que la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos solicitaba dos años y cinco meses de prisión al añadir el supuesto delito de profanación de tumba.
Las primeras instancias le dieron la razón al considerar que no constaba "el propósito o intención de lesionar la libertad de conciencia y los sentimientos religiosos" lo que se pone de manifiesto en el momento mismo de realizar la pintada, cuando alude a la libertad y la reconciliación de los españoles.
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