Ni la Coca-Cola se salva: Trump convierte el azúcar en tema de Estado

Asegura que la compañía volverá a usar azúcar de caña en EE.UU., desatando tensión con los productores de maíz

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Ni la Coca-Cola se salva: Trump convierte el azúcar en tema de Estado
Andrea Gallego
Lectura estimada: 3 min.

El presidente Donald Trump promete devolver el azúcar a la Coca Cola estadounidense, que actualmente utiliza jarabe de maíz de alta fructosa como edulcorante, revolucionando a la propia compañía, sus competidores y los productores de maíz, que se han hecho con el dominio en esta industria de refrescos.

Esta semana, Trump anunció en Truth Social: "He estado hablando con Coca-Cola sobre el uso de azúcar de caña REAL en la Coca-Cola en Estados Unidos y han aceptado hacerlo".

Llegó incluso a mostrarse agradecido con los directivos de Coca-Cola por esa decisión, pero la compañía de refrescos se guardó de confirmar sus palabras. Se limitaron a decir en un breve comunicado que apreciaban su "entusiasmo" y que pronto compartirían más detalles sobre "nuevas ofertas innovadoras" dentro de su gama de productos.

El mandatario ya ha expresado su devoción por la Coca-Cola en otras ocasiones, y es conocido que cuenta con un botón especial en su mesa del Despacho Oval para que se le suministre este refresco, aunque en su caso en versión 'diet'.

Las declaraciones de Trump se muestran en línea con el secretario de Salud de EE.UU., Robert F. Kennedy Jr., que trata de presionar a las empresas alimentarias para que eliminen los colorantes artificiales y otros aditivos en sus productos en su programa de 'Make America Healthy Again' ('Que EE.UU. vuelva a ser saludable').

En mayo, un informe de una comisión bajo el departamento de Salud indicó que el jarabe de maíz, obtenido de su almidón y empleado para endulzar todo tipo de refrescos, bollería industrial y 'snacks', era un factor asociado a la obesidad y enfermedades relacionadas.

Sin embargo, la diferencia nutricional entre ambos es mínima ya que los dos elementos están compuestos esencialmente de fructosa y glucosa, según la Sociedad Química Estadounidense.

LA INDUSTRIA 

En EE.UU., la Coca-Cola cambió de fórmula en los años 80 y estableció el jarabe de maíz como una alternativa más barata al azúcar porque se puede encontrar en este país sin necesidad de importarla, como sucede con el azúcar.

Los productores de maíz forman un poderoso 'lobby' en esta industria, que se podría ver gravemente afectada por esta decisión.

Nada más conocerse el anuncio de Trump, el director ejecutivo de la Asociación de profesionales del refinado de maíz, John Bode, aseguró que el cambio al azúcar "no tiene sentido".

"Sustituir el jarabe de maíz de alta fructosa por azúcar de caña costaría miles de puestos de trabajo de fabricación de alimentos estadounidenses, deprimiría los ingresos agrícolas e impulsaría las importaciones de azúcar extranjero, todo ello sin ningún beneficio nutricional", reflexionó Bode.

Ante el posible cambio anunciado por Trump, el director ejecutivo del eterno competidor de Coca-Cola, PepsiCo, Ramon Laguarta, aseguró en una entrevista con CNBC que él ve una "oportunidad" para la caña de azúcar en sus productos.

Laguarta señaló que el azúcar es "más caro en EE.UU. que en muchas partes del mundo", por lo que indicó la necesidad de tener una conversación con el Gobierno estadounidense para que esta sea más asequible mediante una estrategia agrícola que reduzca el coste del azúcar y que facilite "la transición para nosotros y para toda la industria".

Aunque apuntó que el 60% de sus bebidas en EE.UU. no contienen jarabe de maíz, la Pepsi con sabor original sí lo emplea.

COCA-COLA MEXICANA

Ante el posible retorno al azúcar, la Coca-Cola mexicana ha alcanzado cierto protagonismo y dudas sobre su futuro en EE.UU. puesto que este producto se fabrica con azúcar de caña y se exporta al país norteamericano, donde se puede encontrar tanto en supermercados como en taquerías.

Esta bebida comenzó a importarse en Texas en 2005 con el objetivo de que estuviera disponible en aquellos lugares con comunidades de inmigrantes mexicanos.

Las diferencias entre estos dos productos bajo la misma marca no solo pasa por el edulcorante que utilizan, sino por el precio de la Coca-Cola mexicana, ya que es más elevado y su sabor es diferente: los fanáticos de esta bebida aseguran que sabe mejor que la estadounidense, y se ha creado una especie de culto en torno a este producto.

La marca precisa en su web que su producto estrella se consume en más de 200 países y detalla que en función del lugar donde se fabrique y las materias primas que se usen pueden detectarse ligeras diferencias en el sabor. 

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