El emotivo Encuentro de Jueves Santo vuelve a conmover a Burgos a los pies de su Catedral

La procesión, una de las más simbólicas de la Semana Santa burgalesa, se celebró con gran asistencia pese al frío

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Fotos: Fernando Miguel
Verónica Fernández Ramos
Verónica Fernández Ramos
Lectura estimada: 2 min.
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Ni la amenaza de lluvia ni el gélido aire que impregnó la tarde del Jueves Santo impidieron que burgaleses y visitantes abarrotaran la plaza del Rey San Fernando para asistir a uno de los actos más emblemáticos de la Semana Santa en Burgos: la procesión del Encuentro.

Con la Catedral como telón de fondo, las imágenes de Jesús con la Cruz a Cuestas y Nuestra Señora de los Dolores emprendieron sus respectivos recorridos desde las parroquias de San Cosme y San Damián, y San Gil, en torno a las 19:45 horas. La devoción y el esfuerzo de los cofrades, visibles en cada paso, transportaron a los asistentes a los momentos más dramáticos de la Pasión.

La talla de la Virgen, llevada por la Real Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos, portaba en el pecho su característico corazón traspasado por un puñal de plata. Al mismo tiempo, más de cincuenta cofrades de la Archicofradía del Santísimo Sacramento soportaban el imponente peso del Cristo, montado sobre un trono de madera maciza de más de dos toneladas.

El momento culminante tuvo lugar alrededor de las 21:00 horas. Ya envueltos en la penumbra nocturna, Madre e Hijo se reencontraron frente a la Catedral, en medio de un silencio sobrecogedor apenas roto por el sonido de cornetas y tambores. Frente a frente, las dos imágenes protagonizaron una despedida tan simbólica como conmovedora, arrancando aplausos del público.

Tras este emotivo momento, dio comienzo una breve Liturgia de la Palabra, presidida por el Abad de la Semana Santa. El acto concluyó con la simbólica despedida entre Jesús y su Madre Dolorosa, mientras los pasos avanzaban acompasados por las marchas procesionales de ambas cofradías.

La Virgen regresó a San Gil entre cantos populares y el sentido "Himno a la Dolorosa", mientras que Cristo continuó su recorrido penitencial hacia la Catedral, realizando una estación en la Capilla de Santa Tecla, antes de regresar a San Cosme y San Damián.

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