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Nature publica un estudio arqueomagnético que puede transformar los análisis de ocupaciones neandertales

Se trata de una investigación basada en técnicas que permiten concretar, como nunca hasta ahora, el tiempo transcurrido entre varios fuegos prehistóricos

Nature publica un estudio arqueomagnético que puede transformar los análisis de ocupaciones neandertales
Ángela Herrejón-Lagunilla, primera autora del estudio, tomando muestras arqueomagnéticas en El Salt (fotografía de Sven Kleinhapl)
Verónica Fernández Ramos
Verónica Fernández Ramos
Lectura estimada: 3 min.

Un equipo interdisciplinario de investigadores de la Universidad de Burgos, la Universidad de La Laguna, la Universidad de Valencia, la Universidad de Alicante, la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Geociencias ha logrado determinar con gran precisión el tiempo mínimo entre varios fuegos neandertales relacionados con asentamientos temporales de distinta duración en el yacimiento de El Salt (Alcoy, Alicante).

La investigación, liderada por Ángela Herrejón-Lagunilla de la UBU y publicada en la revista Nature, aborda uno de los grandes retos de la arqueología prehistórica: la escala temporal de las actividades humanas en el Paleolítico. El artículo, coescrito por los profesores del Grupo de Investigación en Paleomagnetismo de la Universidad de Burgos, Juan José Villalaín Santamaría y Ángel Carrancho Alonso, junto a Francisco Javier Pavón-Carrasco, Mario Serrano Sánchez-Bravo, Santiago Sossa-Ríos, Alejandro Mayor, Bertila Galván, Cristo M. Hernández y Carolina Mallol, abre nuevas posibilidades para entender el comportamiento de los grupos neandertales al precisar el tiempo mínimo necesario para la acumulación de restos arqueológicos.

Este avance ha sido posible gracias a una metodología innovadora que combina análisis arqueomagnéticos y arqueoestratigráficos para estudiar los fuegos o "hogares" y sus restos asociados. El estudio, desarrollado durante casi 10 años, analiza una secuencia de 6 hogares de una misma unidad arqueológica (unidad X, de unos 52,000 años de antigüedad) en el abrigo de El Salt, determinando que, probablemente, transcurrieron al menos 200-240 años entre el primer y el último hogar, con diferencias de entre 2-3 décadas y hasta 100 años entre algunos de ellos.

"Es una resolución sin precedentes en la arqueología paleolítica que cambia significativamente las concepciones previas sobre la frecuencia de las ocupaciones humanas en las sociedades cazadoras-recolectoras prehistóricas", destacó Ángela Herrejón, investigadora del Departamento de Física de la Universidad de Burgos y primera autora del trabajo.

El estudio cuestiona la práctica arqueológica habitual de tratar los materiales como pertenecientes a un único grupo cultural o periodo, llevando a los investigadores a reconsiderar la importancia de cómo se excava para evitar interpretaciones sesgadas del comportamiento de los grupos humanos prehistóricos, afirmó Ángela Herrejón.

Hasta ahora, las técnicas de datación disponibles para contextos tan antiguos como la unidad X de El Salt tenían grandes incertidumbres temporales. La datación por carbono 14 no es aplicable a materiales de más de 50,000 años, y otras técnicas, como la luminiscencia, suelen tener errores de varios miles de años. El estudio publicado en Nature utilizó estudios de arqueoestratigrafía para inferir la posición estratigráfica relativa de los hogares y sus restos asociados, determinando qué es anterior y qué posterior y seriando la secuencia de fuegos.

La gran cantidad de restos arqueológicos, la topografía irregular del sustrato y los complejos procesos de formación y alteración dificultan aislar las ocupaciones neandertales, requiriendo un proceso de excavación y registro del material arqueológico muy meticuloso, donde cada resto y cada porción de sedimento de diferente textura o color se coordina tridimensionalmente y se relaciona entre sí.

Una vez inferido el orden estratigráfico de los fuegos, se cuantificó el tiempo mínimo transcurrido entre sus quemas, siendo este el principal aporte metodológico del estudio. Para ello, se utilizó el arqueomagnetismo, disciplina que estudia el registro del campo magnético terrestre en materiales arqueológicos quemados. "Generalmente, el arqueomagnetismo se usa para datar hasta los últimos 4,000 años. Aquí estamos hablando de cronologías mucho más antiguas, por lo que el enfoque es diferente", señaló Francisco Javier Pavón, investigador de la Universidad Complutense de Madrid y del Instituto de Geociencias (CSIC-UCM).

El método utilizado no puede proporcionar un máximo de años, pero sí un mínimo. En la unidad X de El Salt, los resultados obtenidos implican que los restos de fuegos, distribuidos en pocos centímetros de espesor de sedimento y algunos aparentemente en la misma superficie, representan al menos dos siglos.

Que el tiempo mínimo de formación de la secuencia de fuegos sea de unos 200-240 años implica que los grupos humanos que los hicieron estuvieron separados por varias generaciones de individuos que probablemente nunca llegaron a conocerse. Estos grupos cazadores-recolectores se movían constantemente en busca de recursos.

Las implicaciones arqueológicas son enormes. Lo que se excava en un yacimiento como este es una imagen aislada y concreta de un conjunto de actividades realizadas en un territorio más amplio. Los resultados obtenidos ofrecen pequeños fotogramas de comportamientos humanos separados por una secuencia temporal que, por primera vez, se plasma con una precisión hasta ahora desconocida, permitiendo una mejor comprensión del comportamiento humano en el pasado a través de la Arqueología.