"Quiero ser honesto, pero sin pasarme. Vengo del vestuario y obviamente la gente está decepcionada, pero después de un partido tan importante y un resultado tan innecesario me gustaría ver más enfado y decepción". Demoledor y directo. Así respondió tras el golpe en el clásico de este sábado el alemán Ilkay Gündogan, el fuera el capitán del Manchester City que ganó la Liga de Campeones la temporada pasada y que vio cómo la derrota ante el rival perpetuo los relegaba, por el momento, a la tercera plaza de LaLiga. "Esto es parte del problema. Tienen que aflorar más emociones cuando pierden y saben que pueden jugar mejor porque esto luego se refleja en el campo. No vine a perder este tipo de partidos y permitir que se abran estas brechas", sentenció en los micrófonos de LaLigaTV.

La llegada de Gündogan en verano significó para el barcelonismo una chispa de esperanza, una muestra más de que jugadores de talla mundial siguen confiando en el proyecto Barça y están dispuestos a formar parte de una generación que, juntos a los jóvenes de la Masía, deben acabar con el hambre de títulos del club. Aun sin llevar el brazalete de capitán, el volante alemán decidió asumir la responsabilidad de ser uno de los veteranos del equipo dirigido por Xavi Hernández y ser un ejemplo para las generaciones de Pedris, Gavis, Lamines y Fermines que salen de la cantera. "Tengo parte de responsabilidad como uno de los veteranos de no permitir que el equipo deje que sucedan estas cosas", afirmó antes de marcharse a casa el jugador de 33 años, quien ayer marcó su primer gol con la camiseta azulgrana.

Escoltado por los jóvenes Fermín López y Pablo Páez Gavira 'Gavi', los dos mejores del Barça en el clásico, el equipo jugó durante la primera parte uno de los mejores inicios de partido de la temporada, neutralizando los ataques rivales y conseguido recuperaciones que casi acabaron en gol. Y aunque Gündogan, ante la baja de Oriol Romeu y la ausencia de Frenkie de Jong, tuvo que jugar más atrasado en el cuadrado, lejos de la zona de ataque, solo encontró el gol en el minuto 6, solo ante Kepa, que mantuvo la superioridad de los locales en el marcador hasta los 20 últimos minutos del encuentro. Sin embargo, el cansancio terminó por vencer a los azulgranas y, en dos de las pocas acciones de peligro que tuvo el Real Madrid a lo largo del duelo, cayeron los goles de Jude Bellingham que dieron la vuelta al marcador, dejando a los blancos como líderes junto al Girona.