Contar la feria
Dice un refrán popular, perteneciente a esas sentencias que en su conjunto tanta sabiduría encierra, que cada uno cuenta la feria según le va en ella.
El lunes pasado fui sometido a una intervención quirúrgica en el hospital Nuestra Señora de Sonsoles que, aunque no revistiera gravedad, estoy seguro de que eso de que te rajen, al más valiente pone nervioso y hasta le puede entrar algo de canguis.
Voy a contar mi experiencia porque, tan dados somos a despotricar del funcionariado, que creo justo contar también las situaciones en que el trato recibido, no solamente no merece ninguna crítica, sino todo lo contrario.
Contradiciendo los cánones establecidos, voy a empezar con una queja, si no te quejas de algo, por muy bien que te vaya, es que eres algo menos español, que le vamos a hacer, así somos y sin remedio, dejando los elogios para el final.
Que desde que acudes por primera vez a la consulta de atención primaria hasta que se realiza la intervención, aunque no se trate de un problema grave, pasen mas de seis meses, que quieren que les diga, en asuntos de salud, a mi me parece mucho tiempo.
Una vez dicho lo anterior, quiero dejar constancia de que, mira que es raro que en un colectivo no exista algún borde que de la nota discordante, pues mira tú por donde, en mi breve estancia en el hospital, ya que ingresé a primera hora de la mañana y me dieron el alta a media tarde, fui atendido por, al menos una docena de personas, desde los cirujanos, anestesista, enfermeras y personal auxiliar, incluida hasta la chica que nos atendió al solicitar la próxima cita de cirugía para comprobar el resultado, ni uno. No voy a decir, para que nadie piense que me falta algún tornillo, que me quedaron ganas de volver ¿a quien le puede gustar visitar un hospital como paciente? pero casi.
Quiero destacar, porque me parece interesante que se sepa, que, desde la cirujana, la anestesista, las enfermeras, tanto de quirófano como de planta, hasta las celadoras que me llevaron al quirófano y me devolvieron a planta, a excepción del segundo cirujano, que me dio la impresión de que sería un MIR, todas mujeres.
He contado mi experiencia porque, si alguno de ellos me lee, o alguien me lee y se lo cuenta, seguro que se alegrarán. Que te reconozcan y agradezcan tu trabajo como una labor bien hecha, tanto si eres funcionario como si no, a veces es más gratificante que un buen salario.
No quiero olvidarme del personal de atención primaria, desde mi médica, mi enfermera y el resto de los ambulatorios que me han atendido, a los cuales agradezco también el buen trato recibido.
Un abrazo y gracias a todos.