En cumplimiento de la ley


El cardenal Retz decía que el problema de los débiles es que nunca saben cuándo tienen que darse por vencidos. Si lo piensas bien tiene todo el sentido, porque las personas débiles se aferran a su forma de ver y sentir la vida aunque esta les esté destrozando por dentro.

Hoy vamos a hablar sobre cómo hay que dejar de ser débil y cuándo la vida nos está mandando señales de que las cosas van mal, no por cómo son las cosas, sino por cómo somos nosotros, algo que muchos no saben ver con claridad.

No podemos ganarle a nuestra mente con engaños burdos y sucios porque sencillamente nuestra mente sabe cómo somos, cómo querríamos ser y qué estamos haciendo para conseguirlo. Y cuando nada de eso está en sintonía da igual lo que hagas, vas a sufrir. El método más rápido, no eficaz a largo plazo, es el de darle a la mente pastillas para que relaje el sufrimiento y nos deje respirar, pero es como una tirita en una hemorragia profunda, cuanto menos le demos la cura que necesita peores serán las consecuencias después.

Vale perfecto, esto está entendido pero ¿ahora qué se supone que debo hacer? En primer lugar debes entender que la vida no solo se trata de buscar estar feliz y huir a toda velocidad de lo que nos hace daño, el sufrimiento va a llegar antes o después y nadie, absolutamente nadie escapa de él. ¿Te vas a sentir mal? Depende de lo que signifique para ti sentirte mal.

La ley que impera de costumbre en el ser humano es la de "si esto sale mal es porque yo no soy bueno". Dicha Ley es llevada hasta el extremo. Obedecemos esa Ley como si no existiera otra porque así nos lo han enseñado. Cuando aparece un problema la Ley dicta sentencia antes de que hagamos algo al respecto, nos hace cuestionarnos, nos hace dudar de si somos buenos para el trabajo que hacemos o para criar a los hijos que tenemos. La Ley está en todas las partes y en todas las personas. Es fácil reconocerla porque cuando alguien con algo de poder o de soberbia o de seguridad en sí mismo te cuestiona hace que enseguida te cuestiones tú también, incluso cuando sabes que lo que dices y haces es lo correcto. Pero te cuestionas porque en el inconsciente la Ley ha sido aplicada desde niños por padres, profesores y amigos que dudan de sí mismos y creen que todos deberían dudar también. Esa inseguridad hace que tu mejor amigo te rechace en lugar de apoyarte, la inseguridad llevó a Delonte West a vivir en la calle buscando droga después de estar jugando ocho temporadas en la NBA, la inseguridad hace que grupos islamistas destruyan el patrimonio y la cultura antiguas por ser consideradas contrarias al Corán. No hay nada más doloroso para una persona indecisa e insegura que convivir con alguien que tiene las cosas claras. De la inseguridad nace la envidia, de la inseguridad nacen el terror y todas las emociones negativas del ser humano.

En las notas que Séneca escribe a uno de sus amigos y discípulo, Lucilio, le recuerda varias veces que la filosofía "no se compone de palabras, sino de obras, y las obras se trabajan a la fuerza". Los antiguos ya sabían que el comportamiento humano se podía modificar a la fuerza, a base de trabajo duro, de disciplina. El camino hacia la Ley de los demás es fácil de seguir, solo hay que vivir su orden sin cuestionarla, en cambio el ser humano puede decidir a través de su propia rebeldía su propia ley, e imponérsela a sí mismo a la fuerza si lo quiere.

El poder de tener una propia ley es que hace que a la larga los infelices no te conviertan en su juguete. Puedes estar seguro de que tu padre, tu mejor amigo y tu profesor de historia tienen un gran corazón, pero la realidad atiende a que si en algún área son inseguros transmitirán esa inseguridad a los demás y desconfiarán de todo aquello se aleje de esa inseguridad. Por eso los valientes dan miedo, son envidiados y causan dolor, porque rompen la Ley de la debilidad para instaurar una nueva.

Observa si cuando te comportas de una manera esa manera es determinada por ti o por patrones ajenos, y descubrirás si tienes tus propias leyes o te hace falta empezar a desarrollarlas.